Después de un año con un objetivo en la mente y meses de preparación llegó el día esperado.
Sabía que no iba a ser nada fácil pero lo que nos encontramos aumentó su dificultad, es lo que tiene el tiempo que nunca sabes si jugará de tu parte y así se cumplieron nuestros peores temores. El día de la carrera amaneció con lluvia, acompañándonos durante un buen tramo de la carrera de tal manera que yo sólo veía borroso. ¡Qué buen día hacía el sábado cuando fuimos a ver los primeros kilómetros!
A las 10:45 salimos de La Farrapona a la aventura, en un principio iba bien y tranquila porque ya sabía lo que me iba a encontrar: bajada, pista, lago y una pared que subiría caminando. Luego contaba con una pradera y la existencia de un desfiladero que conocía por vídeos del año anterior (con sol). Parecía sencillito hasta que me encontré la realidad: un camino estrecho por el que mis playeros patinaban, a un lado pinchos y al contrario la nada (piedras ladera abajo y niebla). Sin duda es uno de los mayores recuerdos que tengo de la carrera por el miedo que pasé, nunca me había visto en una situación igual donde no había otra opción que seguir. El resto del camino hasta completar los 21,84 km de distancia total fueron más llevaderos aunque con algún patinazo de más por el barro. No voy a negar que llegué a sentir que aquello no acababa, bajaba y bajaba pero no aparecía el fin hasta que tras una bajada nada sencilla llegamos al asfalto. Ahí acababa lo que tanto tiempo llevaba esperando, era donde empezaban los últimos metros y sentí volar. Es difícil explicar con palabras la sensación que produce cuando después de horas comienzas a encontrar gente animándote y corredores que ya de vuelta dejan las cosas en el suelo para animarte, son ese tipo de recuerdos que se graban en tu mente para siempre.
Ya sólo quedaban unos metros más, pasar el puente y verles la cara a todos ellos era lo que más deseaba.
Gracias a las fieles manatís que una vez más aguantaron como campeonas el chaparrón y nunca mejor dicho.
Mi recompensa fue llegar a meta, aunque con la carrera cerrada por 10 minutos...¡lo había conseguido! Cargada de tensión por todo lo que había pasado pero con el orgullo de haber acabado y con la cabeza bien alta porque en ningún momento llegué a plantearme abandonar. Siempre de frente al grito de "¡a por ellos!" cuando en los avituallamientos me decían los kilómetros que nos faltaban para acabar.
Durante los meses de preparación, la carrera y la recuperación he aprendido muchas cosas pero sin duda me quedo con tres ideas comprobadas:
- Si luchas por tus sueños y por lo que quieres, lo acabarás consiguiendo.
- El cuerpo es mucho más fuerte de lo que nos creemos y siempre vence al "no puedo" de la mente.
- Cuando te encuentras a lo largo del camino con el sufrimiento y el dolor, la recompensa será mayor porque siempre SE PUEDE.
GRACIAS a todos los que de alguna manera ayudasteis a que esto fuera posible porque ahora puedo decir que completé mi primera media maratón.
Me despido con el gran vídeo que se curraron el equipo de Esportate, un buen recuerdo para los que lo vivimos y una muestra para los que no conocéis La Batallona:
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